Colombia, ¿El Japón de Sudamérica?, 1975 - 1989

A mediados de la década del 70 en Colombia bajo la presidencia de Alfonso López Michelsen se trabajaba en la continuidad de la política económica de promoción de las exportaciones, tanto así que uno de los objetivos abiertamente expresados por el jefe de gobierno fue el de convertir a Colombia en el Japón de Sudamérica, - tema ampliamente debatible - , argumentando la riqueza y la estratégica posición geográfica de la nación, de lo que no cabe duda alguna. Sin embargo las heladas brasileras que hacían que el café colombiano volviera a tener un rol sumamente protagónico en la economía de la nación, llamaron preponderadamente la atención de las políticas del gobierno, el cual ahora se enfocaba en la estrategia de acumulación de reservas internacionales, las cuales aumentaban, tal como aumentaba la inflación.

El periodo de López terminó evidenciando una austera política de inversión en infraestructura logística, lo que condujo a un menor crecimiento económico y del sector industrial.


La administración siguiente orientó sus políticas económicas de concernencia logística de manera nefasta suavizando el manejo fiscal a medida que se hacía insostenible y consecuencia de ello se debieron tomar acciones con el objetivo de liberar importaciones, en total deterioro de la política de fomento a la economía externa. Este erróneo manejo económico del país presentó un comportamiento de alto espectro que logró permear gran parte del estado económico de la nación, aún en la administración siguiente.


La conceptualización logística dentro de las organizaciones evolucionaba al ritmo que evolucionaban las mismas, y aunque distantes de los conceptos manejados hoy en día, se daba un paso de un periodo de transición de desarrollo de infraestructura de transporte y centros de distribución, a uno donde primaban los tiempos de entrega y gestión de materiales, donde se comenzaba a indagar y profundizar sobre el servicio al cliente,  se ponderaba la consideración de una mayor productividad dentro de las plantas y se pretendían establecer modelos de racionalización de servicios de transporte.


En materia de logística de transporte, el sector crecía de manera significativa pasando de una tasa de automóviles de un vehículo por cada 61 personas en 1970, a un vehículo por cada 31 habitantes en 1980, este aumento en la densidad vehicular se debía en gran parte al fortalecimiento de las casas ensambladoras que se instalaban en Colombia, como lo era el caso de Colmotores, CCA y Sofasa, otros aspectos no menos importantes que aumentaban la densidad vehicular se debía a las considerables reducciones arancelarias que otorgaba el gobierno a los vehículos japoneses y coreanos, reducciones que se sumaban a las numerosas licencias de importación que fueron adjudicadas en el país. Ya para 1989 la tasa de vehículos era uno por cada 21 habitantes, claro síntoma de un inicio de modernidad del parque automotor en proporción a la población.